sábado, 24 de noviembre de 2012

Las emociones.


Nacemos inocentes. Dotados de emociones que nos ayudan a conectar con los demás. 
Cuando somos niños nos guía esta pasión por vivir y... a partir de entonces ¿qué nos pasa? 

En los primeros años de vida se conforman los grandes patrones emocionales que nos rigen: el amor y la curiosidad.
 
Los cinco primeros años de vida son una vida entera, por eso si en esos años el entorno es agresivo o inseguro entramos en modo de supervivencia y en el futuro tenderemos a desconfiar, a encerrarnos en nosotros mismos, a perder la ilusión, y esto nos afectará física y mentalmente, cosa que nos pasa a todos los seres vivos.

Necesitamos sentirnos seguros y amparados, conectados con los demás 
Hoy sabemos que más allá de la pura supervivencia, solo florecemos si nuestras necesidades emocionales, en especial la de protección y afecto están atendidas.
La gente solo envejece mentalmente y emocionalmente cuando pierde su curiosidad y capacidad de amar, para evitarlo necesitamos entornos que potencien las emociones positivas. Creamos esos entornos entre todos, día a día, en casa, en el trabajo, en la calle...

NO ES MAGIA, ES INTELIGENCIA EMOCIONAL.

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